jueves, 21 de noviembre de 2013

La importancia del juego

¿Por qué le damos importancia al juego sobre el ejercicio?
Es pues en la práctica deportiva, en cualquier situación de juego todos los jugadores intervienen de forma global, están expuestos a diferentes estímulos externos que actúan directamente sobre el deportista. Por tanto el hecho de aislar un gesto técnico de su contexto constituye una situación artificial. Y solo el juego permite respetar el contexto global.  Ya que uno puede ser muy bueno en condiciones aisladas aparte de la competición ( lanzamientos a canasta, tiros a puerta, etc.) y no conseguirlo luego a lo largo de un partido. Por esta razón es aconsejable ejercicios-juegos o juegos con efectivos reducidos que reflejen una situación real de la competición.
Así mismo el juego es la actividad que necesita el niño para impulsar por sí mismo su desarrollo y crecimiento. El niño en el juego aporta sus propias soluciones, sus respuestas personales. El niño que juega es un niño que experimenta, descubre y reafirma sus posibilidades. Aparte es una actividad generadora de placer y motivadora.
El niño poco a poco debe ir encontrando nuevas dificultades que le sometan a una reflexión constante. El educador debe ser exigente con sus posibilidades y debe realizar juegos que permitan progresar a los niños mejorando sus posibilidades. Por tanto, es muy importante aprender jugando.

martes, 5 de noviembre de 2013

Mal de escuela

En el libro Mal de Escuela, tanto para mí como para mis compañeros Joaquín, Samuel y Pepe, nos ha llamado la atención un fragmento del capítulo 3 en el que dice:

"Cada alumno toca su instrumento, no vale la pena ir contra eso. Lo delicado es conocer bien a nuestros músicos y encontrar la armonía. Una buena clase no es un regimiento marcando el paso, es una orquesta que trabaja la misma sinfonía. Y si has heredado el pequeño triángulo que solo sabe hacer ting ring, o el birimbao que solo hace bloing bloing, todo estriba en que lo hagan en el momento adecuado, lo mejor posible, que se conviertan en un triángulo excelente, un birimbao irreprochable, y que estén orgullosos de la calidad que su contribución confiere al conjunto. Puesto que el gusto por la armonía les hace progresar a todos, el del triángulo acabará también sabiendo música, tal vez no con tanta brillantez como el primer violín, pero conocerá la misma música.
Hizo una mueca fatalista:
—El problema es que queremos hacerles creer en un mundo donde solo cuentan los primeros violines.
Una pausa:
—Y que algunos colegas se creen unos Karajan que no so portan dirigir el orfeón municipal. Todos sueñan con la Filarmónica de Berlín, lo que es comprensible..."

Esta metáfora compara una clase de escuela con una orquesta, es decir, como encontrar la armonía en estos grupos. Esta armonía se consigue con la complementación de las capacidades y virtudes personales del grupo. Cada uno aporta su granito de arena de la mejor forma que lo pueda hacer, y es que si se consigue que cada uno consiga sacar el mayor rendimiento de sus posibilidades, entre todos se conseguiría una armonía en la se acabaría aprendiendo lo mismo aunque en diferentes niveles. Todos irán hacia el mismo camino aunque de diferente forma. Por tanto, para una correcta armonía no se le puede pedir peras al olmo.
Un ejemplo claro de dicha metáfora es la película de "Los Chicos del Coro". En el vídeo de a continuación de puede presenciar como el director de la orquesta que va a formar clasifica a sus alumnos según sus capacidades, para crear la mejor armonía posible. Y todas las funciones tienen la misma importancia.