martes, 5 de noviembre de 2013

Mal de escuela

En el libro Mal de Escuela, tanto para mí como para mis compañeros Joaquín, Samuel y Pepe, nos ha llamado la atención un fragmento del capítulo 3 en el que dice:

"Cada alumno toca su instrumento, no vale la pena ir contra eso. Lo delicado es conocer bien a nuestros músicos y encontrar la armonía. Una buena clase no es un regimiento marcando el paso, es una orquesta que trabaja la misma sinfonía. Y si has heredado el pequeño triángulo que solo sabe hacer ting ring, o el birimbao que solo hace bloing bloing, todo estriba en que lo hagan en el momento adecuado, lo mejor posible, que se conviertan en un triángulo excelente, un birimbao irreprochable, y que estén orgullosos de la calidad que su contribución confiere al conjunto. Puesto que el gusto por la armonía les hace progresar a todos, el del triángulo acabará también sabiendo música, tal vez no con tanta brillantez como el primer violín, pero conocerá la misma música.
Hizo una mueca fatalista:
—El problema es que queremos hacerles creer en un mundo donde solo cuentan los primeros violines.
Una pausa:
—Y que algunos colegas se creen unos Karajan que no so portan dirigir el orfeón municipal. Todos sueñan con la Filarmónica de Berlín, lo que es comprensible..."

Esta metáfora compara una clase de escuela con una orquesta, es decir, como encontrar la armonía en estos grupos. Esta armonía se consigue con la complementación de las capacidades y virtudes personales del grupo. Cada uno aporta su granito de arena de la mejor forma que lo pueda hacer, y es que si se consigue que cada uno consiga sacar el mayor rendimiento de sus posibilidades, entre todos se conseguiría una armonía en la se acabaría aprendiendo lo mismo aunque en diferentes niveles. Todos irán hacia el mismo camino aunque de diferente forma. Por tanto, para una correcta armonía no se le puede pedir peras al olmo.
Un ejemplo claro de dicha metáfora es la película de "Los Chicos del Coro". En el vídeo de a continuación de puede presenciar como el director de la orquesta que va a formar clasifica a sus alumnos según sus capacidades, para crear la mejor armonía posible. Y todas las funciones tienen la misma importancia.


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